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El duelo por la pérdida de una persona que queremos

  • Foto del escritor: Psicólogos Ixtal
    Psicólogos Ixtal
  • 2 nov 2020
  • 2 Min. de lectura

Esta breve redacción dedicada a todos a quienes han experimentado la muerte de un ser querido y más en estos tiempos de pandemia donde despedirse de pronto es algo que se dificulta...


Sabemos que la muerte es parte de la vida, y a pesar de que es algo de lo que tenemos certeza que es algo que le va a ocurrir a todos. Cuando nos enfrentamos a la muerte de una persona querida, es algo que cambia la forma que percibimos al mundo.


La muerte de alguien cercano puede llegar a sentirse como si el mundo se hubiera detenido en un momento de la vida, como si el mundo ya no fuera el mismo, pero sabiendo que la vida y el tiempo continúan su paso. El tiempo, tal como lo decía Einstein, puede sentirse relativo, puede pasar un año desde la muerte, sin explicarse cómo es que el tiempo pasó tan pronto. O bien, como se mencionaba antes, se puede sentir que en ciertos momentos el tiempo se congeló. En ambos casos pareciera que la muerte marca un antes y un después.


En un inicio (dejando en claro que las siguientes palabras no hacen referencia a una experiencia universal) se puede sentir la diferencia en la dinámica cotidiana, la normalidad desaparece para dejar paso a un abanico y montaña rusa de emociones como tristeza, dolor, enojo, culpa y los “hubieras” pueden rondar la cabeza. Al paso de los días la ausencia física se puede hacer más tangible, más real, tal vez alimentado por saber que no se volverá a ver ni a escuchar a esa persona querida. Por lo que frases como “todo va a estar bien”, o que “no hay que llorar para dejar descansar a la persona fallecida ya que está en un mejor lugar”, (que si bien pueden ser bien intencionadas) restan importancia del dolor legítimo de la persona que experimenta una pérdida, se niega el proceso de duelo y se promueve de manera implícita a olvidar a quienes fueron importantes.


Pienso que la tradición de Día de Muertos hace factible a los mexicanos seguir honrando la memoria de aquellas personas que murieron, y no olvidarnos de las enseñanzas que esas personas han dejado en nuestra vida, justo como Vickio (1999) mencionaba "Yo pienso que ninguna persona quiere ser olvidada cuando muere, y tampoco a las personas que quieren al ser querido les gustaría olvidarlo". Si bien, no hay recetas mágicas ni medicinas que hagan que el proceso sea más sencillo o menos doloroso, tener presentes en enseñanzas, costumbres, sabores, olores, sensaciones, canciones, recuerdos, entre otras cosas a esas personas queridas, es la forma en que nos podemos trascender el cariño y amor más allá de la muerte.


Algunas preguntas que pueden facilitar a tener presentes y honrar a las personas que murieron son:


  • ¿Cuál es la contribución de tu ser querido en tu vida?

  • ¿Cómo ayudó a desarrollar tus habilidades?

  • ¿Qué de lo que haces le haría sentirse orgulloso/a?

  • ¿Qué es lo que admiraría de ti?

  • ¿De qué forma influyó en tu vida? pero también ¿de qué formas tú influiste en la suya?


Esperamos estas preguntas puedan acompañar a honrar la relación que tienen con su ser querido difunto(a).

 
 
 

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