top of page

¿Me hace egoísta compartirle a otras y otros que me siento mal?

  • Foto del escritor: Psicólogos Ixtal
    Psicólogos Ixtal
  • 8 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

Es curioso pero recientemente en terapia me ha tocado escuchar a algunas consultantes decir “no quiero que sepa que estoy triste”, “no me gustaría que pensará que por decirle que la estoy pasando mal sólo quiero hablar de mí”. ¿Te ha pasado? Pienso que todas y todos en algún momento quizás antes o después de algunas conversaciones donde decidimos contarle a alguien lo mal que la pasábamos, nos quedamos con un mal sabor de boca de ser “egoístas”, egoístas porque quizás no le pregunte cómo se sentía o porque percibí que abrume con mis problemas a mi compañera(o).


Pero ¿acaso no tengo derecho de compartir con alguien (que no sea un terapeuta) lo mal que me he sentido por miedo al egoísmo?, ¿cómo seguir conviviendo con esas emociones que no me hacen sentir nada bien en soledad?


Vámonos por pasos antes de tratar de construir una posible alternativa. Como primera aproximación al dilema antes planteado, tendríamos que preguntarnos ¿me ha tocado ser esa persona a la cual recurren a contarme lo mal que la están pasando, ya sean mis familiares, amistades y/o pareja?, de ser así ¿cómo me he sentido?


Seguramente la respuesta dependerá del caso, ya que si la relación que se ha ido construyendo únicamente se sostiene por los momentos de angustia y lo único que se comparte son los sentimientos derivados de la misma, es muy probable que la balanza se incline a sentirme utilizada(o) y abrumada(o) por los problemas de las y los demás.


Sin embargo, sí esta relación se sostiene por otro tipo de conversaciones, se comparten momentos de alegría, y existe un cuidado mutuo y afectivo con mi compañera(o), no habría espacio para el egoísmo, al contrario existiría un espacio para la compañía y para el compartir, lo cual no quiere decir que “disfrutemos” de saber que la otra persona que es significativa para mí la esté pasando mal, claramente nadie disfrutaría escuchar que se encuentra triste, decepcionado, dañado o que tiene miedo, esto también nos puede lastimar y preocupar, y tampoco garantiza qué lograremos hacerla sentir mejor.


Pese a ello, podemos llegar a ocupar un espacio de compañía, pero ocupar un espacio de compañía también conlleva una responsabilidad, y es aquí cuando llego al segundo paso.

Y es que alejar al egoísmo en este caso, no solamente es responsabilidad de la persona que me comparte su malestar, sino también de la persona quien lo recibe, y es que debemos entender que cada una es responsable de sus emociones (lo cual no implica convivir en soledad con ellas), sino hacer consciente que si me estoy sintiendo rebasada(o), abrumada(o) y/o fastidiada(o) por lo que recibo, es mi responsabilidad abrir el tema y colocar un límite, asimismo estos sentires no me dan el derecho de otorgare una etiqueta a la otra persona de ser “egoísta”.


Pero así como escuchar implica responsabilidad, compartir también implica una responsabilidad, nuevamente para alejar al egoísmo los mejores ingredientes son el “compartir” y la “responsabilidad afectiva”, porque compartir significa que yo decido comunicar sentires y emociones, asumiendo que la y el otro no son responsables de lo que experimento y que pueden decidir acompañarme en el proceso o no hacerlo. Mientras que la responsabilidad afectiva implica no cargar la balanza hacía la angustia, que así como puedo compartir mis dificultades, también puedo compartir mis logros, mis inquietudes, mi alegría, mi silencio, mi afecto y mis fortalezas, y que por supuesto no está de más de vez en cuando preguntar ¿cómo te sientes?


Te invito a que comiences a construir espacios de escucha que den espacio para la angustia pero sin mitos de egoísmo, y por supuesto que los acompañes de responsabilidad afectiva y de momentos placenteros.

 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2020 por Colectivo Ixtal. Creada con Wix.com

bottom of page